Hibiscus

Hibiscus. Una planta de muchos nombres y gran variedad

Conocer los cuidados del Hibiscus, además de sencillo, nos resultará muy valioso. Esta es una planta que además de un encantador aire tropical, un impresionante tamaño y las posibilidades de adaptarse tanto a las condiciones a pleno sol del jardín como a su cultivo en macetas en interior, posee unas impresionantes flores de llamativos y vibrantes colores, las cuales nos regala durante todo el año, llenando así de vida nuestro hogar.

Datos generales

También conocida como Flor de Jamaica, Flor Hawaiana, Marpacífico, Sangre de Cristo, Flor de Cayena, Flor del beso, Cucarda, Rosella, Rosa China, ufff!!!! 😅 y otros, el hibiscus es un arbusto tropical, cuyo origen se rastreó hasta el continente Asiático. Hoy crece en zonas templadas, tropicales y subtropicales de todo el mundo y su cultivo doméstico se extiende incluso hasta regiones con climas no afines a su entorno natural. 

Existen 150 especies aceptadas y más de 1000 descritas, por lo que continuará sorprendiéndonos por muchos años con nuevas formas y colores.

Variedades de hibiscus
Variedades de hibiscus 2
Variedad de Hibiscus 3

Su follaje es intensamente verde y perenne sobre el que destacan unas flores acampanadas de 5 o más pétalos y largos estambres sobresalientes. Estas, aunque muy llamativas, carecen de aroma, pueden crecer hasta 30 cm y comúnmente duran solo un día antes de marchitarse. No sin antes atraer a una gran cantidad de polinizadores, como mariposas, abejas y colibríes. Al caerse dan lugar a frutos en forma de cápsulas de cinco lóbulos, con varias semillas en su interior, que expulsan al llegar a la madurez.

Hibiscus polinizadores

El hibiscus puede crecer hasta 5 metros, plantado en el jardín y hasta dos metros en maceta, aunque al no soportar el frío, es conveniente mantenerlo como planta de interior si no vivimos en el trópico. Al preferir el clima cálido, debemos cuidar que no se exponga a temperaturas inferiores a 15 °C. En su hábitat crece a pleno sol, por lo que lo ideal sería colocarlo cerca de una ventana de forma que reciba algunas horas de luz directa, preferentemente durante la mañana.

Riego

Debemos mantener su sustrato ligeramente húmedo, principalmente en los meses de mucho calor, sobre todo porque la floración profusa demanda mayor cantidad de agua, pues es el vehículo a través del cual, la planta absorbe los nutrientes del suelo. Por lo que podemos establecer un ciclo de riego base de dos frecuencias semanales en primavera y verano, disminuyendo a una semanal durante el otoño y el invierno

Es fundamental ajustar las frecuencias de riego a nuestro clima particular en función de como veamos que nuestro Hibiscus responde. Es decir, si sus hojas se tornan amarillas y comienzan a caer, quiere decir que estamos regando en exceso, mientras que si pierden rigidez y lucen marchitas, estamos colocando menor cantidad de agua de la que necesita.

Por otra parte, si sus flores se caen antes de abrir, puede ser una señal de falta de riego o carencia de nutrientes. También aprecia la humedad ambiental elevada, típica de las regiones tropicales, donde lo común es que se encuentre alrededor del 80%, por lo que para compensar podemos utilizar un humidificador, pulverizarle las hojas varias veces por semana, sin que permanezcan mojadas por mucho tiempo o colocar cerca recipientes con agua para mantenerla fresca. 

Para poder cumplir con esta frecuencia de riego, sin que el exceso de agua dañe las raíces de la planta, el sustrato donde la plantemos debe contener perlita, para permitir el drenaje correcto. Además de abundante materia orgánica, para que sea fértil y retenga la humedad.

Dadas sus necesidades de nutrientes, debemos aportarle a nuestros hibiscus un fertilizante líquido disuelto en el agua de riego, cada 15 días durante el período de desarrollo vegetativo de la planta. Un síntoma de que está creciendo en un suelo pobre, es que sus hojas brotan pequeñas y deformes, sin alcanzar su tamaño habitual.

Plagas

La plaga que comúnmente la ataca es la cochinilla algodonosa, por lo que debemos realizar inspecciones frecuentes, para eliminarla a tiempo con un insecticida adecuado. Si vemos que aparecen manchas en sus hojas probablemente sea un hongo, por lo que lo más conveniente es retirar las partes dañadas y aplicar un fungicida.

Podas

Las podas al inicio de la primavera ayudarán a los especímenes jóvenes a ramificar. Y aumentará tanto el vigor en su crecimiento, como las posibilidades de producir mayor cantidad de flores. Para evitar que la planta se dañe durante este procedimiento, lo adecuado es no seccionar más de un tercio del largo de la rama. Los ejemplares adultos ya no necesitarán intervenciones mayores. Lo conveniente es cortar solamente las partes secas o caducas y las ramas que hayan crecido demasiado, al punto de alterar la armonía visual de la planta.

Transplante

Los trasplantes deberán realizarse en primavera, cada dos años o cuando veamos que las raíces asoman por los agujeros de drenaje. La maceta en la que la colocaremos deberá ser unos centímetros mayor que la anterior, de forma que las raíces puedan continuar desarrollándose aunque sin demasiado espacio. Pues si ese es el caso, la planta se centrará en desarrollar su follaje en lugar de producir flores.

Reproducción

Es posible reproducirlos por semillas, aunque el método más sencillo es por esquejes. 

Hibiscus Semillas
Tomado de commons.wikimedia.org - Autor: Krzysztof Ziarnek, Kenraiz
Semilla de hibiscus
Tomado de www.flickr.com - Autor: Martin LaBar

Para su reproducción por esquejes la mejor época es a principios del verano, momento en el que la planta estará en pleno crecimiento y las temperaturas nos ayudarán a que tengamos éxito. Cortaremos, en diagonal, un brote joven y verde, de más de 12 cm de longitud, retirándole todas sus hojas a excepción de dos o tres en su extremo superior.

Esqueje de hibiscus
Tomado de priticious.com
Esqueje de hibiscus 2
Tomado de www.lowes.com

Luego podemos aplicar una hormona de enrizamiento o como alternativa casera canela en polvo. Posteriormente, lo plantaremos, no muy profundo, en un recipiente con sustrato drenante y fértil. Lo colocaremos en un lugar luminoso, sin sol directo, regaremos siempre que comience a secarse y cuidaremos que no aparezcan hongos indeseados, que podrían dañar la planta en este periodo tan frágil. En dos semanas ya habrán brotado nuevas raíces y podremos disfrutar completamente del proceso de desarrollo de nuestro nuevo Hibiscus. Con este método obtendremos un ejemplar idéntico a la planta madre.

La flor del Hibiscus es un importante símbolo en muchísimas culturas, por lo que su significado varía en dependencia del país y del color. Aunque mayormente la vemos relacionada con la belleza y delicadeza femeninas, además se dice que atrae abundancia, bienestar y alegría. Por lo que es común ofrecerla como regalo de bienvenida, para demostrar gratitud y buenos deseos hacia quienes nos visitan.

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