Desapego emocional

Desapego emocional

Cuando hablamos de como lograr el crecimiento personal y convertirnos en seres más espirituales, practicar el desapego emocional se convierte en un obstáculo a sortear. En el mundo contemporáneo, donde se imponen los juicios de valor y, por tanto, la necesidad de demostrar a los demás que somos exitosos, desprendernos de esas ataduras sociales puede ser todo un reto. Y es que la necesidad innata del ser humano de ser aceptado por sus semejantes, nos llevan muchas veces por el camino equivocado, en lugar de comenzar por aceptarnos a nosotros mismos, lo que ineludiblemente nos conducirá a que los demás nos acepten tal como somos, sin disfraces. 

Pero para esto primero debemos ser capaces de cruzar los límites autoimpuestos de nuestra zona de confort, y permitirnos dejar de necesitar, de depender y de vivir con miedo a la pérdida. Algo que no podremos hacer sin antes enfrentarnos al gran monstruo en el clóset que es el apego emocional. En ese momento exacto, es cuando dejaremos de aferrarnos a todo y por fin dejaremos de sufrir, de tener miedo y de padecer ansiedad. Practicar el desapego es el primer paso para liberarnos a nosotros mismos y comenzar a recorrer el camino hacia la felicidad. 

Que no es más que vivir ligeros, sin ataduras, sin aferrarnos a lo que tenemos, a lo que nos falta, sin juzgarnos a nosotros mismos por no ser lo que se supone que deberíamos ser. Para esto existen cuatro leyes que ayudan a entender el camino que tenemos por delante y que veremos a continuación.

1- Eres responsable de ti mismo

Esta primera ley hace alusión a uno de los principios básicos del crecimiento personal: la responsabilidad. Si lo pensamos bien, nosotros somos los únicos responsables de nuestra existencia, gracias a las decisiones que tomamos día a día, incluso, a las que no tomamos. Pues en muchos casos la inacción tiene mayores consecuencias que lo opuesto. Estas decisiones generalmente están dirigidas más por la necesidad de atención y de aceptación que por nuestros propios deseos. Y si bien implica valentía despegarnos de las opiniones ajenas, de ser constantemente validados por nuestra pareja, nuestro jefe, nuestros hijos o nuestros padres. Cuando logremos seguir adelante con nuestros sueños y metas sin esperar la aprobación de los demás, las alcanzaremos con mayor rapidez y nos sentiremos realizados por ello.

Y es que debemos pensarlo: ¿Cómo vamos a poner nuestra felicidad personal en las manos de alguien más? Si probablemente esa persona tampoco sabe como ser feliz. Si se juzga a sí mismo tanto como lo hacemos nosotros, si intenta constantemente caber en un traje tejido por una sociedad para la que nunca va a ser lo suficientemente bueno. ¿Cómo va a depender nuestra realización personal de alguien que está lidiando con los mismos problemas que nosotros? Aunque no lo demuestre porque es una señal de debilidad que no estamos dispuestos a mostrarle al mundo. Así pues, siendo plenamente consciente de nuestro derecho y responsabilidad de ser los constructores del propio destino, debemos cultivar nuestra propia felicidad, sentirnos responsables, maduros, capaces de tomar nuestras propias decisiones y afrontar las consecuencias, eligiendo por nosotros mismos sin dejar nunca que nuestro bienestar, dependa de opiniones o reglas ajenas.

2- Vive el presente, acéptalo y asume la realidad

En todo momento estamos tan apegados a todos los eventos acontecidos en el pasado que olvidamos lo más importante: vivir en el presente. Ponemos toda nuestra atención en nuestro pasado, cada problema lo revivimos una y otra vez, sin perdonarnos o perdonar a los demás involucrados, que tienden a ser nuestros seres queridos más cercanos. Nos aferramos de tal forma que cada acontecimiento se convierte en un ancla que nos limita, que nos impide avanzar. 

Life now

Practicar el desapego en este punto implicaría sanar las viejas heridas, perdonarnos, y poner finalmente la mirada en el momento presente. Para esto lo más difícil es aceptar nuestra responsabilidad, asumir la realidad de lo que pasó y dejar de resistirse a las consecuencias, sin importar las que sean. Una vez que hagamos esto, veremos que el presente tiene muchísimas oportunidades para continuar en nuestro camino hacia la felicidad.

3- Se libre y permite a los demás ser libres también

Flor diente de león

Ser libre de ninguna manera es vivir alejado de los demás, sin vínculos emocionales con quienes nos rodean. Todo lo contrario, es sobreponerse a nuestro miedo al abandono, para permitirnos dar y recibir sin presiones, sin rescatar a los demás, ni esperar que nos rescaten, sin incidir conscientemente sobre sus decisiones, ni permitir que intervengan sobre las nuestras. Para ser libres lo primero es lograr ser uno mismo y para esto es necesario conocerse y conectar con nuestro interior hasta despojar la imagen de todos los paradigmas sociales y encontrar el yo verdadero y auténtico.

Entonces, estaremos en condiciones de identificar lo que realmente queremos y defenderlo. Pero además seremos capaces de respetar los deseos y necesidades ajenas, como su derecho soberano. Y desapegarnos de la necesidad de controlar la vida de los demás o aferrarnos a la comodidad de que nos dirijan la nuestra.

4- Asume que las pérdidas van a suceder tarde o temprano

La vida fluye, es cambio constante, es movimiento. Le tenemos miedo al futuro porque implica cambios en lo que conocemos y esto nos genera ansiedad. Un cambio que está fuera de nuestro control nos arroja automáticamente fuera de nuestra zona de confort y no queremos estar allí, no sabemos que podemos encontrar. La ausencia o la perdida es una ley de vida, que debemos asumir porque el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Está bien permitirse el dolor, pero no aferrarse a él, sobre todo cuando es por adelantado, pues muchas veces tenemos miedo de cosas que ni siquiera llegan a pasar nunca. Debemos desapegarnos de ese sufrimiento, permitirnos una vida más ligera y si llega el momento de afrontar las perdidas, podremos hacerlo con mayor fuerza, mayor integridad.
Para empezar a practicar las cuatro leyes del desapego, primero debemos identificar cuáles son esos objetos de apego, ya sea una persona, una situación o una pertenencia, analizar las emociones y sentimientos que nos generan y el propósito real que cumplen en nuestra vida. Después, agradecer lo que hizo por nosotros y dejarlo ir.
Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para que uno se ocupe de su propia alma
Epicuro
Filósofo

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