FLOR de PASCUA (Poinsettia)
Se acerca la navidad y muchos queremos incluir en nuestra decoración navideña una Flor de Pascua, pues nada como su hermoso color rojo para alegrar nuestro hogar en esta maravillosa época. Pero luego de concluidas las fiestas vemos como nuestra nueva planta comienza perdiendo sus hojas y terminamos perdiéndola. Por lo que es importante aprender sobre sus cuidados y características para que el próximo año podamos volver a disfrutar de su elegante belleza.
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De nombre científico Euphorbia Pulcherrima es conocida comúnmente como Flor de Pascua, Flor de Nochebuena o Flor de Navidad. Es un arbusto nativo de México y otras regiones de América Central. Fue descrita por primera vez en 1834, pero se conoce que ya los Aztecas las utilizaban con fines medicinales y extraían su tinte rojo para múltiples usos.
Existen más de 100 variedades cultivadas de esta especie, predominando las de color rojo en un 70 por ciento. Pues aunque también se utiliza como arbusto en el paisajismo, su alto valor económico proviene de la floricultura, al comercializarse por los viveristas como planta de interior en Navidad. Estimándose que cada año se venden alrededor del mundo más de 100 millones de ejemplares.


La también conocida como Poinsettia en homenaje al embajador de Estados Unidos en México, Joel Roberts Poinsett, quien la popularizó allá por el 1800, es un arbusto de hoja caduca, de tallos gruesos, lisos y poco ramificados que puede alcanzar hasta 4 m de altura. Aunque las variedades que podemos encontrar en viveros y floristerías han sido tratadas con reguladores de crecimiento para evitar su ramificación.

Se distingue por sus hojas puntiagudas de color verde brillante en contraste con el tono llamativo de sus brácteas. Pues esta es otra de las plantas que posee hojas modificadas para atraer a los polinizadores hacia sus verdaderas flores, más pequeñas y poco llamativas. Dichas brácteas comienzan a brotar a principio del invierno hasta principios de la primavera, cuando las veremos caer.



Cultivo
Para su cultivo en maceta, como planta de interior, debemos colocarla en un lugar bien iluminado sin luz solar directa. Para inducir su floración debemos crearle desde finales de septiembre un ciclo de exposición a la luz que simule días cortos de 10 horas y noches largas de 14 horas. Pues si tiene demasiado tiempo de exposición, la planta crecerá, pero no dará flores. Por lo que tendremos que recurrir a trucos como colocar una bolsa oscura sobre ella o guardarla en un armario, todos los días durante 8 semanas, para que las coloridas hojas broten.

No debemos exponerla a cambios bruscos de temperatura, pues esto también puede provocar la caída de sus hojas. Lo ideal es mantenerla en un rango entre 16 °C y 22 °C y lejos de las corrientes de aire o los equipos de calefacción, que pueden provocar la flacidez de sus tallos. Prefiere la humedad ambiental alta, sin embargo, no conviene pulverizar agua sobre sus hojas, pues podríamos provocar la aparición de manchas negras en ellas.
También es muy sensible al exceso de riego que llega a producir pudrición en las raíces. El método más seguro para realizarlo es por inmersión. Consistente en colocar la planta en un cuenco con agua durante unos 15 minutos, para luego retirarla y escurrir el sobrante. Este proceso lo podemos realizar dos veces por semana durante los meses cálidos y disminuir la frecuencia durante el invierno. Revisando siempre que la mitad superior del sustrato haya secado antes de volver a colocar agua.


El suelo donde la plantemos debe ser suelto, drenante y muy rico en materia orgánica. Pues posee un alto requerimiento de nutrientes para su desarrollo. Lo que podremos cubrir si incluimos en el agua de riego un fertilizante líquido cada 15 días. Suspendiendo completamente su aplicación en cuanto las brácteas comiencen a colorearse.
Puede ser atacada por plagas como por ácaros, cochinillas, pulgones y moscas blancas. Las que debemos mantener a raya, pues de reproducirse provocarán serios daños en los brotes jóvenes. Mientras que las enfermedades más comunes son las provocadas por hongos, que podremos detectar como manchas oscuras o pudriciones. Para combatirlas existen fungicidas específicos en la red comercial, aunque pueden prevenirse evitando el exceso de riego y el encharcamiento.


Podemos practicarles podas para mantener su tamaño. Estas deben realizarse luego de que la planta concluya su floración y pierda sus hojas. Debemos cortar las ramas dejando apenas 10 cm de estas y pronto veremos aparecer los nuevos retoños. Los trasplantes debemos realizarlos en primavera para renovar el sustrato y preparar la planta para el próximo otoño.
Propagación
Para su reproducción podemos aprovechar los esquejes producto a la poda o esperar a que la flor de pascua haya perdido todas sus hojas y cortar tallos de alrededor de 6 cm. Sumergirlos en agua tibia para eliminar el látex que brotará de los cortes. Luego los plantaremos en un sustrato muy fértil y poroso, que colocaremos en un lugar con excelente iluminación. También conviene aplicar una hormona de enraizamiento o una alternativa natural como miel, canela o aloe. De esta forma aumentaremos las posibilidades de éxito y en unas semanas comenzarán a brotar las nuevas raíces.

Este procedimiento debemos practicarlo con cuidado, pues la Flor de Navidad es una planta de elevada toxicidad y su látex blanco puede provocar irritación si entra en contacto con la piel. Por lo que no está de más ser cautelosos en su manipulación y mantenerla lejos del alcance de nuestros niños y mascotas.
En resumen podemos decir que esta no es una planta apta para principiantes, pero con las condiciones y cuidados adecuados podemos disfrutar de su belleza por muchísimo tiempo y contar con la satisfacción de lograr cultivar una planta tan delicada como hermosa, en nuestro hogar.


