Cuidados del ALOE VERA
Una de las plantas que no nos debe faltar en casa es el aloe vera. Pues además de ser muy apreciada como planta ornamental, es de fácil cultivo, se adapta a disímiles ambientes y posee múltiples usos como planta medicinal. Por lo que hoy veremos los cuidados del Aloe Vera para cultivarla en maceta como planta de interior.
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ToggleDescripción
También conocida como Sábila, es una planta suculenta perenne, originaria de la Península Arábiga, aunque hoy crece de forma silvestre en regiones con clima cálido de todo el mundo. Por lo que se le considera como una especie invasora. Es una planta sin tallo o con este muy corto, sus hojas brotan de una roseta central y pueden crecer hasta 60 cm. Estas son gruesas, de color verde grisáceo y en ocasiones con unas pequeñas manchas blancas.


Otra característica distintiva es que muestran un margen aserrado con pequeñas espinas blancas que nos recuerdan a diminutos dientes. En verano produce una espiga de hasta 90 cm, en cuyo extremo se desarrolla un conjunto de flores en forma de campanas amarillas que, de ser polinizadas, dan paso a vainas que portarán numerosas semillas en su interior.


Cuidados
Para su cultivo en el interior del hogar debemos tener en cuenta que necesita una exposición alta a la luz. Y aunque soporta una ubicación a pleno sol, en los meses más cálidos es conveniente protegerla para evitar quemaduras en sus hojas. Si vemos que estas se tornan de un color marrón oscuro, debemos moverla a una ubicación más sombreada y recuperarán el tono verde.


La temperatura ideal para su cultivo oscila en torno a los 25 °C, por lo que conviene evitar los extremos. En caso de que en nuestra región las temperaturas bajen de los 10 grados durante el invierno, debemos resguardarla en el interior y limitar el riego durante estos meses. Dado que la combinación de bajas temperaturas y humedad en las raíces, es letal para las plantas suculentas.
El principal enemigo de la sábila es el exceso de humedad por los riegos frecuentes. Pues como sucede con el resto de las suculentas, en su hábitat natural evolucionó para, ante la escasez de precipitaciones, retener el agua en el interior de sus hojas para autoabastecerse, durante épocas más secas.
Una vez que conocemos esto es fácil entender por qué solo debemos regarla una vez que notemos que el sustrato haya secado completamente. Según el clima y la ubicación donde la tengamos esto puede ser una vez por semana o cada 10 días. Así mismo, tenerla en un lugar bien ventilado evitará la aparición de hongos oportunistas que podrían dañarla. En cambio, si no estamos regándola lo suficiente, sus hojas comenzarán a verse arrugadas, por lo que reajustaremos el ciclo, aumentando la frecuencia.


El Aloe Vera no es muy exigente con la cantidad de materia orgánica en el suelo, ya que en su entorno natural esta no es abundante. Pero, en cambio, sí necesita abundante materia inorgánica, como perlita o arena, para que el sustrato sea suelto y drenante. De esta forma evitaremos el daño en sus raíces por la retención del agua o el exceso de humedad.
En caso de que esto ocurra, los primeros síntomas que muestra la planta es la podredumbre de sus hojas inferiores. Estas se vuelven blandas, oscuras y acuosas. Por lo que deberemos extraerla de la tierra y cortar todas las partes dañadas. Colocar canela o carbón en polvo sobre los cortes que hemos realizado y esperar unos 7 días para que cicatricen antes de volver a plantar.

Como parte de su mantenimiento debemos limpiar sus hojas del polvo que pueda acumularse sobre ellas y retirar las que comiencen a caducar. Los trasplantes pueden ser cada dos años, hacia un contenedor un poco mayor. Pues si la colocamos en uno mucho más grande, corremos el riesgo de que acumule mucha más humedad de la que la sábila utilizará, situación que, como ya sabemos, puede ser contraproducente.
La también denominada como “planta milagrosa” tiene pocos enemigos naturales. Entre ellos encontramos al pulgón, la araña roja y la mosca blanca. Todos estos son pequeños insectos que forman grandes colonias, generalmente sobre las hojas más jóvenes. Deben ser eliminados lo antes posible, pues drenan la sabia del aloe para alimentarse. Es bueno hacer notar que una planta bien cuidada estará saludable y poseerá una resistencia natural ante el ataque de cualquier plaga, pues cultivarla adecuadamente es la mejor prevención contra cualquier enfermedad.
Reproducción
Para su reproducción tenemos cuatro opciones. La primera es mediante la separación de los hijuelos. Es común que un Aloe vera llene la maceta donde está plantada de plántulas que irán brotando a su alrededor según pase el tiempo. Podemos esperar a que maduren y cuenten con sus propias raíces para que puedan soportar el proceso de trasplante. Extraer la sábila de la tierra, limpiar un poco el sustrato que se encuentre a su alrededor y separar las raíces de las nuevas plantas cuidadosamente sin romperlas. Luego plantaremos cada una en un recipiente individual y ya podremos verlas desarrollarse hasta ser adultas.


Este proceso es importante realizarlo periódicamente, incluso aunque no queramos reproducir nuestro Aloe. Pues a medida que los hijuelos crecen comienzan a competir por el espacio y los nutrientes en la maceta. Por lo que separarlos permitirá su supervivencia y evitará que afecten el desarrollo del Aloe vera que les dio origen.
El segundo método es por esquejes, para esto debemos cortar un tramo del tallo. Lo dejaremos cicatrizar por una semana, para luego colocarlo a enraizar en un sustrato con un alto porciento de arena o perlita. En quince días veremos brotar las primeras raíces.

El tercer método es muy similar al anterior, pero para este utilizaremos solo las hojas. Pues el aloe vera puede desarrollar nuevas plantas a partir de sus hojas, como pasa con la mayoría de las suculentas. Si retiramos alguna de sus hojas, permitimos que su extremo seque completamente hasta que no se aprecie nada del gel que brota de su interior y luego la colocamos en un sustrato adecuado. Obtendremos una nueva planta en poco tiempo.
Para el último método necesitaremos algunas semillas, las que colocaremos en un contenedor que cuente con una tapa transparente, sobre un sustrato húmedo y taparemos. Colocaremos en un lugar bien iluminado, sin sol directo y al cabo de dos semanas ya veremos aparecer los primeros brotes.



En general, el Aloe Vera es una planta muy resistente y fácil de cuidar. Muy recomendada para principiantes, tanto por sus sencillos cuidados como por la gran cantidad de propiedades que posee como planta medicinal. Pues los primeros registros que se tienen de su uso son tan antiguos que datan del cuarto milenio a. C.