COCINA INTEGRADA al SALÓN. Ventajas y Desventajas
En los últimos años, una tendencia que se ha impuesto, en cuanto a lo que al interiorismo en el hogar se refiere, son los espacios abiertos donde vemos la cocina integrada al salón. Esta forma de ver la arquitectura doméstica ha venido creciendo en popularidad a partir del año 1950, pues anterior a esta fecha esta idea era socialmente inaceptable.
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ToggleUn poco de historia
La forma de ver la arquitectura siempre ha sido dictada en cuanto a estilos y distribución espacial por las clases dominantes, quienes tenían los recursos económicos para contratar a arquitectos renombrados en el campo y construir sus residencias según las tendencias vanguardistas de la época. Este siempre fue el modo más directo en que demostraban su poder, riqueza y refinamiento, a los individuos de la elite social del momento. Por su parte, los menos favorecidos solo intentaban replicar los modelos impuestos por esta minoría dominante, limitados principalmente por su disposición de capital.
Esta situación explica por qué siempre la cocina fue considerada un área de servicio. Un lugar destinado a la servidumbre y del que se desprendían olores y ruidos, por lo que debía estar alejada del área lúdica de la casa donde permanecían los dueños y sus invitados. Los cuales disfrutaban del resultado de las actividades que allí se desarrollaban sin participar en el proceso.
En la década de 1950 surgen los loft neoyorquinos. Las fábricas y almacenes en desuso se revalorizaron, pues eran espacios inutilizados en una ciudad en la que se multiplicaba exponencialmente el número de personas que se relocalizaban para vivir en ella. En una primera etapa fueron utilizados como estudio de trabajo y vivienda, por artistas de vida bohemia, que si bien no era una clase adinerada, si constituían la elite cultural de la ciudad en un momento histórico donde las artes tomaban un valor significativo.
Pronto este modelo doméstico no convencional fue asimilado, convirtiéndose en un fenómeno social que reflejaba una forma de vida vanguardista y de alto nivel que se traducía en viviendas de lujo, espaciosas y sofisticadas.
Este concepto llega hasta nuestros días como la cocina de estilo americano. Se impone en los diseños de la mayoría de los estudios de arquitectura e interiorismo que hoy marcan la ruta a seguir. Pero es importante si vamos a reformar nuestro hogar, plantearnos serias preguntas en cuanto a si seguir ciegamente o no tendencias que muchas veces no encajan con nuestro modo de vida. Por lo que hoy analizaremos las ventajas y desventajas de una distribución espacial donde la cocina y el salón se encuentren integrados.
Ventajas de la cocina integrada al salón
Desventajas de la cocina integrada al salón
En cuanto a los puntos en contra, hay que hablar de los ruidos y olores que habitualmente generan las actividades que se desarrollan en este espacio, que afectarán el resto del los ambientes, obligándonos a invertir en efectos electrodomésticos menos ruidosos como campanas de extracción. Se sacrifica la privacidad tanto del salón como de la cocina, obligando siempre a los miembros de la familia a participar en las actividades que hacen los demás. Mantener la cocina impecablemente limpia y ordenada pasa a ser una prioridad.
La climatización general resulta menos eficiente al incluir un espacio que es innecesario que se mantenga climatizado durante todo el tiempo en el que estamos en casa. Y en caso de que tengamos niños pequeños o mascotas, estos no tendrán barreras físicas que les impida el acceso a esta área donde abundan peligros potenciales.
A mi criterio, estos son los factores que deberíamos analizar antes de emprender una acción que conlleva un gasto considerable de tiempo y recursos, como es una remodelación. O incluso uno de los primeros temas que debemos tener bien definidos antes de comprar una casa. Pues si bien es innegable que tiene grandes virtudes, tampoco podemos cerrar los ojos a los inconvenientes. Ante todo analizar nuestro estilo de vida, la composición de nuestro núcleo familiar y de amistades y la forma en que habitamos los espacios.
La buena arquitectura no es dictatorial, no obliga a cambiar rutinas y costumbres, se adapta y refleja a quienes la habitan, sus gustos, su forma de vida y su personalidad.
Que interesante núnca lo habia pensado, tienes toda la razon. Gracias por el artículo, me gusta mucho lo que escribes. Hoy día es poco habitual encontrar blogs diferentes como este.